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Mario Draghi ha retomado el mando de la crisis. El BCE ha vencido sus reticencias y se ha rendido a la evidencia de que Europa se encamina a una fuerte recaída y que debe hacer algo por evitarlo. ¿Cómo? Por ahora ha bajado los tipos de interés y los ha dejado en un histórico 0.75 por ciento. También dejará de pagar a los bancos por llevar su dinero a la alcancía del BCE.
Todos los ojos estaban puestos hoy en el Banco Central Europeo y en su presidente, el italiano Mario Draghi. Después de la cumbre europea de la semana pasada, solo el supervisor europeo podía tomar medidas inmediatas y efectivas para intentar frenar la escalada de una crisis que amenaza con llevarse el euro por delante.
Consciente de su papel, el BCE no ha defraudado. Al menos, no lo ha hecho por ahora. Eran tres las decisiones que se esperaban desde Fráncfort y dos ya han llegado. Y es que el BCE ha decidido rebajar el tipo de interés, después de resistirse a ello durante meses y de dejar pasar una oportunidad nítida el mes pasado. Pero Draghi quería que los Gobiernos de los países en apuros sintieran el aliento del abismo para que tomaran las decisiones más drásticas posibles.
Por eso decidió esperar en junio. Pero las cifras macroeconómicas de toda Europa, los riesgos a la baja que se siguen apreciando y la escalada de la prima de riesgo en España y en Italia le han llevado finalmente a actuar. Los tipos de interés están desde hoy en un histórico 0.75%, después de que el BCE haya rebajado un cuarto de punto el precio del dinero. El objetivo es que la economía se reactive gracias a un dinero tan barato e incluso que se fomente algo de inflación en los países más sanos de Europa, de forma que los más enfermos (y endeudados) puedan beneficiarse de ello.
También las hipotecas saldrán bien paradas, con rebajas en las cuotas. Y eso dejará más renta disponible a los ciudadanos para gastar, ahorrar o aligerar sus pasivos.
La segunda parte del movimiento del BCE ha venido por la remuneración de la facilidad de depósitos, lo que cobran los bancos del supervisor por dejar su dinero en la hucha. Conseguían un 0.25% por su dinero y ahora no tendrán nada. ¿Objetivo? Que el efectivo que está ahí inmovilizado, más de 800,000 millones de euros, salga a producir e incluso sea prestado. Si los bancos no obtienen nada por ese efectivo, es posible que lo pongan a producir. Ese, al menos, es el deseo de Draghi.
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