lunes, 22 de abril de 2013

En la viña alemana, por Mercedes Larrinaga


La semana pasada tuve mi primera exposición en una de mis clases. La materia se llama Economic Foundation of Finance, y lo que teníamos que hacer era presentar en equipo un ejercicio resuelto de uno de los capítulos del libro. Fue una tarea complicada porque el método de enseñanza que usó el maestro era básicamente autodidacta, así que entre los miembros del equipo tuvimos que reunirnos para ayudarnos a entender los ejercicios.

La presentación no tenía que estar en power point ni nada, simplemente teníamos que pasar a resolver un ejercicio al pizarrón. Yo creía que, como en México, todo el equipo tenía que pasar a exponer, pero en este caso se elegía a uno o dos representantes para que lo hicieran, y con base en su desempeño se califica a todo el grupo. En mi caso, pasaron dos amigos coreanos que eran quienes dominaban mejor los ejercicios, el profesor les hizo una serie de preguntas y básicamente fue todo. Aquí en Alemania no se aplaude al terminar una exposición, sino que se golpea sobre la superficie de la mesa, a manera de que el sonido no sea tan fuerte. Esta tradición no solo se sigue en las exposiciones, sino que al final de cada clase los alumnos lo hacen como forma de agradecimiento al profesor por la clase. Es una costumbre que me resulta extraña, porque sería como aplaudir al final de cada sesión, sin embargo me parece una buena forma de demostrar que la clase fue buena.

Después de mi presentación fui a recoger a mi hermano al aeropuerto ya que me vino a visitar. Aquí dan por vacaciones de semana santa únicamente el viernes y el lunes; pero por razones de mi horario yo tuve libre de viernes a miércoles, así que pude tomarme unas pequeñas vacaciones para enseñarle a mi hermano los alrededores. El fin de semana viajamos a Munich, fue un viaje pesado pero valió la pena porque la ciudad es muy bonita. Desgraciadamente el clima tampoco fue muy bueno, el sábado estuvo lloviendo y el domingo la temperatura bajó, por lo que la lluvia se convirtió en nieve, pero eso no impidió que disfrutáramos de la ciudad. Ya más tarde ese día volvimos, y los otros días que estuvo lo llevé a visitar lugares más cercanos como Frankfurt y Wiesbaden.

Fue una semana atareada, pero muy agradable. Ya me quedan pocas clases, y después vienen los exámenes, así que aunque las semanas van a ser más tranquilas, voy a tener que empezar a estudiar para algunas materias.

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