La Dama de Hierro, un
ejemplo para tiempos de crisis
Murió
Margaret Thatcher, la primera mujer que fue Primer Ministro del Reino Unido,
cargo que ocupó desde 1979 hasta 1990. La “Dama de Hierro” como se le conoció
internacionalmente, fue una figura polémica amada por unos y odiada por otros,
pero que dejó una huella permanente por
sus efectivas reformas económicas y la firmeza con la que las implementó, así
logró convertirse en uno de los estadistas más importantes de las últimas
décadas. Sin duda alguna, hoy en día varios países (entre ellos México) se
beneficiarían de un líder que siguiera su ejemplo.
Para
comprender la magnitud del legado de Thatcher, debemos primero considerar la
situación en la que Gran Bretaña se encontraba cuando ella llegó al poder: a
fines de la década de 1970, su país estaba sumido en una profunda crisis
financiera causada en gran parte por una burbuja inmobiliaria, además, mientras
que Alemania y Francia habían crecido 310% y 297% respectivamente entre 1954 y
1977, el Reino Unido había estado estancado y su PIB había aumentado un
patético 75%. Al mismo tiempo, el poder de los sindicatos y la dificultad de
mantener cientos de empresas estatales tenía a la economía británica de
rodillas, por lo que en esos años el país pidió un rescate al Fondo Monetario
Internacional para no caer en la bancarrota (si suena similar a cierta crisis
griega o española es pura coincidencia… ¿o no?).
En
ese contexto fue que Margaret Thatcher tomó las riendas de su país e introdujo
una serie de reformas estructurales que permitieron que la economía volviera a
funcionar correctamente. Entre los cambios más importantes que se realizaron
están: privatización a gran escala de empresas del gobierno (desde minas hasta
aerolíneas), reducción a los impuestos, recortes al estado del bienestar,
disminución del gasto público, además de medidas para mermar el poder de los
sindicatos. Cabe mencionar que la “Dama de Hierro” siempre miró con
desconfianza a la Unión Europea y sentó las bases para que el Reino Unido se
mantuviera al margen de la misma, algo de lo que muchos británicos están
agradecidos hoy que la zona euro está sumida en crisis.
Estas
políticas, que después fueron conocidas como “Thatcherismo” tuvieron como
resultado el rescate de la economía de su nación que estaba al borde del
desastre, un mayor crecimiento y dinamismo. Y no sólo pusieron al país de
vuelta en la vía del crecimiento, sino que también permitieron que la Gran
Bretaña no cayera en la trampa del gasto gubernamental excesivo y se mantuviera
fuera del euro, por lo que hoy es una de las economías más sólidas de Europa.
Sin
embargo, no todo fue miel sobre hojuelas para Thatcher. Sus políticas para
reducir el tamaño del estado y a favor del libre mercado encontraron una feroz resistencia
en varios sectores de la sociedad, principalmente los trabajadores
sindicalizados y aquellos que dependían de la caridad del gobierno. Estos
grupos protagonizaron enormes manifestaciones, en ocasiones violentas, contra
las medidas que atacaban sus privilegios. No obstante, fiel a su sobrenombre,
la “Dama de Hierro” no se dejó amedrentar y siguió adelante con su política
modernizadora, la cual fue tan exitosa que cuando la oposición llegó al poder,
no tocó la mayoría de las reformas thatcheristas a las que tanto había
criticado.
Hoy
en día vemos una Europa azotada por la crisis y la inmovilidad, y un México
donde al gobierno le tiembla la mano ante manifestantes violentos como los
maestros de Guerrero que se oponen a una reforma necesaria para el país. En
momentos como este es cuando más valioso se vuelve el ejemplo de Margaret
Thatcher, y más evidente se vuelve el hecho de que muy pocos gobernantes tienen
los tamaños de la gran “Dama de Hierro”.
Descanse
en paz, Margaret.
Raúl Vergara Arias
Economía–2o semestre
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