lunes, 7 de octubre de 2013

BAJO LA LUPA, por Sebastián Joo Anguizola @SebasJoo

Oportunidad de desarrollo con el Shale gas


Hoy en día, el shale gas es considerado como una de las fuentes de energía barata que están tomando popularidad en el mundo. El shale gas o lutitas son formaciones geológicas de rocas de baja permeabilidad. El gas queda atrapado en la roca y no fluye, por lo que se necesita un proceso llamado fraccionamiento hidráulico (fracking) que aumenta la permeabilidad de las lutitas, y liberando el gas. Esta técnica involucra introducir millones de litros de agua mezclada con arena y químicos para romper la roca y liberar los hidrocarburos.
La actual demanda energética del mundo es de aproximadamente 255 millones de barriles al día de petróleo y gas, de la cual el 35% está cubierta por petróleo, el 30% por carbón, y el 25% por gas natural. De acuerdo a la Administradora de Información Energética de Estados Unidos, (EIA, por sus siglas en inglés), la producción de shale gas pasó de representar el 2% de la producción de gas seco en Estados Unidos en el año 2000, a más de 35% en la actualidad.
De acuerdo a un estudio realizado por esta institución, México se ubica como el sexto país con mayores recursos potenciales de aceite y gas de lutitas. El potencial de explotación de este recurso está valuado en 13 mil millones de barriles, lo que duplicaría las reservas probadas actuales del país. La explotación del gas shale o fracking es una de las principales propuestas presentadas en la Reforma Energética del presidente Enrique Peña Nieto.
La explotación de este recurso requiere de una alta capacidad técnica y una gran inversión económica. Cada pozo requiere de una inversión de 10 a 20 millones de dólares. Aunque existe la opinión de que la explotación de este recurso no es tan rentable como parece, de acuerdo a los datos presentados por un experto en materia de hidrocarburos, el costo de mantener un pozo es mayor que el beneficio que puede otorgar. De la inversión realizada por EUA, su utilidad fue de 32 mil millones, muy por debajo de los 42 mil millones necesarios para el uso de este recurso. Por otro lado, existen externalidades negativas que se presentan, como el daño ambiental que provoca el fracking. Uno de los principales detalles a los que se oponen es la gran cantidad de agua que se ocupa en el fracking –de 9 a 20 millones de litros de agua- que combinados con los químicos pueden penetrar en el subsuelo y contaminar mantos acuíferos.
Es necesario que evaluemos que tanto nos puede beneficiar implementar la explotación de este gas dentro de los planes energéticos. El objetivo debería ser crear un plan regulatorio donde se establezca los límites del uso y explotación del gas shale, y tratar de disminuir el impacto ambiental que pueda suceder. Esto garantizaría que se aproveche de manera sostenible y responsable.

Bibliografía

1. El Sol de la Laguna. Noticias. Obtenido el día 3 de octubre del 2013, desde: “http://www.oem.com.mx/noticiasdelsoldelalaguna/notas/n3146269.htm”.





Sebastián Joo Anguizola

Economía
3er Semestre
Twitter: @SebasJoo

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