viernes, 30 de agosto de 2013

CONTADURÍA AL DÍA, por Mercedes Larrinaga


El impuesto al refresco, solución contra la obesidad

La Alianza por la Salud Alimentaria, apoyada por Marcela Torres, senadora del PAN, propuso la creación de un impuesto del 20% a refrescos y bebidas azucaradas. Uno de los objetivos de esta iniciativa es reducir los problemas de obesidad y sobrepeso que hay en el país. Este problema aqueja a cerca del 70% de la sociedad mexicana, y se cree que uno de los principales factores influyentes es el consumo excesivo de refresco. Datos del Instituto Nacional de Salud Pública mencionaron que un mexicano promedio consume 163 litros de refresco al año. La Encuesta Nacional sobre Obesidad arrojó que 39% de las personas con obesidad y 29% con sobrepeso consumen diariamente refrescos o bebidas azucaradas. Es por esto que se espera que un impuesto adicional a estas bebidas reduzca su consumo. Esta misma encuesta indicó que el 70% de la población está de acuerdo en que se introduzca este impuesto; el 29% considera que los recursos obtenidos de esta contribución sean destinados a campañas de orientación alimentaria. Por otra parte, el 71% de los encuestados estarían de acuerdo en el impuesto si el dinero recolectado se destinarÁ a la instalación de bebederos de agua potable en escuelas y espacios públicos.
Sin embargo, muchos creen que esta medida no sería suficiente para que la población dejarÁ de ingerir estas bebidas azucaradas, ya que el impuesto implicaría un aumento de $1.5, siendo que el 21% de los encuestados considera que para dejar de tomarlas el precio debería aumentar entre $6 y $10. A pesar de esto, se le pidió a la SHCP que se incluyera la propuesta en la Ley de Ingresos a presentarse el 8 de septiembre.
Este impuesto lleva muchas implicaciones que no son necesariamente positivas para la sociedad mexicana. Las industrias del azúcar y del refresco han rechazado el tributo porque consideran que, además de elevar la carga fiscal del sector, que ya paga más del 4% de los impuestos del país, afectaría a más de 3 millones y medio de empleos en diversos sectores, entre ellos aquellas familias con menos ingresos. También afecta a los pequeños comerciantes que hay en el país, ya que la venta de refresco representa entre 25% y 30% de las ventas totales, aportando un 2.3% de participación en el PIB. La aplicación de este gravamen generaría una baja en las ventas de refresco de alrededor de 26%. Otra industria que se vería afectada es la de producción de azúcar, ya que el 12% del consumo de la misma es por la industria refresquera.
Otro de las problemáticas que conlleva el impuesto al refresco, es el efecto de migración que habría a otros productos con poca reducción de calorías. Por lo tanto, no se cree que un impuesto adicional vaya a ayudar a combatir la obesidad que aqueja a la nación. Las soluciones más viables serían que, a través de las recaudaciones que se obtengan, se generen campañas informativas para prevenir y corregir la obesidad, además de instalar bebederos de agua potable para que exista una alternativa “gratis” al refresco.

Mercedes Larrinaga
Contaduría 
Quinto semestre


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