jueves, 18 de septiembre de 2014

La Economía de la revolución sexual Parte 1, por Raúl Vergara Arias @Rau1Vergara

La Economía de la revolución sexual
Parte 1
por Raúl Vergara Arias @Rau1Vergara

La Economía es una ciencia social que se encarga de estudiar la interacción de las personas en el mercado con el objetivo de lograr la óptima distribución de los recursos escasos. Para ello, esta disciplina se vale del conocimiento sobre cómo responden los humanos ante distintos incentivos y cómo los factores externos (cambios tecnológicos, nuevos impuestos) pueden producir shocks en mercados previamente en equilibrio. Ahora bien, los economistas generalmente aplican sus conocimientos para estudiar temas tales como la inflación o el salario; sin embargo, tal como demostraron grandes figuras ganadoras del premio Nobel como Gary Becker y George Akerlof, la Economía puede utilizarse para explicar una enorme variedad de fenómenos sociales. En el presente texto expondremos algunas de las ideas de Akerlof sobre la revolución sexual de finales del siglo XX.

Si comparamos la forma en que se trata el sexo y el matrimonio en la actualidad con la manera en que se hacía antes de los años 60 nos damos cuenta de que ha habido un cambio radical. Hoy en día el sexo fuera del matrimonio es algo completamente normal y el porcentaje de personas que se casan es mucho menor. Al mismo tiempo, aquellos que deciden casarse, lo hacen a edades mayores de lo que lo hicieron sus abuelos. Existe una enorme cantidad de teorías que explican las causas de esta revolución, sin embargo todas se pueden condensar en una: la separación del sexo y la reproducción.

Recalquemos un hecho básico: tanto los hombres como las mujeres disfrutan del sexo, no obstante hay diferencias importantes en la forma en que lo experimenta cada género. La más importante es que en condiciones naturales (sin anticonceptivos) el costo de tener relaciones es mucho más alto para la mujer que para el hombre, ya que es ella quien puede quedar embarazada con todo lo que ello implica. Esto influyó en el proceso evolutivo de nuestra especie de modo que los hombres tienen un impulso sexual más elevado que los lleva a buscar ese tipo de encuentros de manera mucho más causal y frecuente. Mientras tanto, para la mujer el sexo suele ser parte de otra serie de motivaciones, como estrechar vínculos o llevar a un compromiso mayor. En términos económicos, en una relación sexual se lleva a cabo un tipo de intercambio en que cada parte ofrece algo de sí a cambio algo de la otra persona.

Ahora bien, durante la mayor parte de la historia humana el sexo estuvo ligado de forma inseparable a la procreación, por lo que su costo era muy elevado. En tiempos de nuestros abuelos era imposible tratar las relaciones de forma casual porque tarde o temprano llevaban a tener hijos. Por lo tanto éstas sucedían casi únicamente dentro del matrimonio, o al menos dentro de un acuerdo implícito de que la pareja se casaría si el embarazo llegaba a ocurrir (algo que Akerlof denomina shotgun wedding). Sin embargo, durante la década de 1960 ocurrió un shock tecnológico, en forma de una pequeña píldora, que cambió para siempre la forma en que la gente vive las relaciones románticas y sacudió por completo las convenciones sociales que se vivían desde hace siglos al bajar diametralmente el costo del sexo.  En la siguiente parte de este artículo examinaremos las enormes consecuencias que ello ha tenido tanto en lo individual como en lo social, que no han sido del todo positivas.

Bibliografía
Akerlof, George A. (1998), "Men Without Children", Economic Journal
Akerloff, G. (1996). Why kids have kids. Slate Magazine.
The Austin Institute for the Study of Family and Culture. (2014). The Economics of sex. The Austin Institute.


 

RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias
Economía
5º Semestre
Twitter:@Rau1Vergara

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