Una constante en toda la historia de las finanzas es la existencia de las llamadas burbujas financieras, es decir, la subida irracional de precios de un determinado activo hasta niveles exagerados que termina repentinamente al caer los precios de forma precipitada. Estos fenómenos siempre han generado inestabilidad e incluso han dado pie a crisis como la de 2009 (que comenzó con una burbuja en los precios de las casas en EEUU), a continuación explicaré un poco de cómo se originan las burbujas en los mercados de acciones, por lo que comenzaremos recordando qué éstos últimos.
En realidad, la bolsa de valores es un lugar donde interactúan aquellos que quieren vender acciones con aquellos que desean comprarlas. La cuestión complicada aquí es determinar el precio al que se debe llevar a cabo la transacción. Para entender por qué hay un problema tenemos que empezar viendo lo que es una acción: esta es un título de propiedad sobre una fracción de una empresa, que da a su poseedor el derecho de recibir una parte proporcional de los beneficios que ésta genere en el futuro. Por lo tanto, de entrada el precio de la acción depende de los rendimientos esperados con respecto a la tasa de interés. Por ejemplo, si yo sé que el tener una acción de la empresa A me dará $10 por toda la eternidad y la tasa de interés del banco es de 10%, entonces la acción de dicha empresa valdrá $100 (pues esos mismos $100 en el banco me darían $10 por toda la eternidad). Sin embargo, aquí ya enfrentamos un problema grave, pues predecir el futuro es muy difícil y siempre existe el riesgo de que nuestra proyección resulte no ser acertada, de modo que en realidad la acción de la empresa A costará menos de $100 para compensar el riesgo que corro al comprarla.
No obstante, una acción no nada más me da el derecho a recibir una parte de las ganancias de la empresa, sino que también cambia de precio en el tiempo, por lo que yo querré adquirir una acción cuyo precio vaya a subir en el futuro para tener la posibilidad de venderla más adelante por una ganancia. Aquí las cosas se complican aún más porque ya no sólo basta con adquirir una participación en una empresa que sea rentable en el futuro, sino que además necesito que sea una que las demás personas quieran comprar más cara dentro de un tiempo. Este es el punto en el que el mercado accionario puede empezar a perder contacto con la realidad y dar lugar a un frenesí especulativo que culmine en una burbuja financiera. Si yo me percato de que la empresa B no es demasiado rentable, pero por alguna razón muchos otros inversionistas creen que sí lo será en el futuro y están dispuestos a adquirir sus acciones por más de lo que cuestan hoy, entonces lo más racional para mí será adquirirlas sin importar cuáles sean las condiciones reales de la empresa para venderlas más adelante con un sobreprecio. Entonces podría llegar alguien más dispuesto a también hacerse de la acción para después venderla a otra persona por un precio aún más elevado. Este proceso puede continuar indefinidamente, alzando el precio de la acción y expandiendo la burbuja, sin importar la calidad subyacente de la empresa que emitió la acción, siempre y cuando exista la confianza de encontrar a un “tonto mayor” (greater fool) dispuesto a hacerse del activo financiero. La burbuja terminará explotando cuando ya no se encuentre a esa persona, y entonces los últimos en haber comprado el activo habrán perdido mucho dinero: pagaron un precio inflado por algo que después ya nadie quiso comprarles más que por una cantidad muy inferior.
RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias
Economía
5º Semestre
Twitter:@Rau1Vergara
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