Lugar: El mismo campamento que me ha mantenido cautiva todo este tiempo, Ucrania
Fecha: Julio 12, 2011
Estas niñas tienen 18 y 19 años de edad. Sus nombres son Mariana, Cristina y Julia (claro, sus nombres en ruso son distintos, pero éstos son traducidos al español. En fin, los primeros días que estuvimos con ellas eran un encanto. Muy atentas y tranquilas con nosotras. Pero pasó el fin de semana y hubo un cambio radical en su comportamiento. De la nada, decidieron portarse groseras, gritonas y autoritarias.
No tenemos el mismo trabajo que ellas, pues ellas sí están a cargo de un grupo de niños y nosotros no tenemos uno en específico; por lo que ellas sí tienen que trabajar todo el día. Supongo que se pusieron un poco celosas y eso empezó todo. De cualquier manera, cada día la convivencia con ellas es más difícil, porque mientras más tratamos de agradarles, más rudas se portan con nosotros.
Es muy extraño que suceda esto pero soy una de ésas personas que no soportan “caerle mal” a otros, por lo que me esfuerzo en cambiar su opinión sobre mí. Estoy tratando de no ocasionar problemas con ellas porque sé que no gano nada. En realidad espero que la situación mejore porque no quisiera tener que soportar 4 semanas más así.
También tengo que decir que definitivamente no le agradamos al director del campamento. Como decimos nosotros, “si las miradas fueran pistolas…” Comprenden lo que digo. En verdad es una sensación que no se la deseo a nadie. Una mesa completa (como de 6 personas, todos hombres) se nos quedan mirando a Polina y a mí (en las comidas) como con ganas de matarnos. Y lo peor es que no podemos hacer nada porque ellos son los directivos de este campamento. Pero en verdad se siente una vibra muy tensa y extraña cada vez que platicamos con este hombre.
Continuará..
Fecha: Julio 12, 2011
Estas niñas tienen 18 y 19 años de edad. Sus nombres son Mariana, Cristina y Julia (claro, sus nombres en ruso son distintos, pero éstos son traducidos al español. En fin, los primeros días que estuvimos con ellas eran un encanto. Muy atentas y tranquilas con nosotras. Pero pasó el fin de semana y hubo un cambio radical en su comportamiento. De la nada, decidieron portarse groseras, gritonas y autoritarias.
No tenemos el mismo trabajo que ellas, pues ellas sí están a cargo de un grupo de niños y nosotros no tenemos uno en específico; por lo que ellas sí tienen que trabajar todo el día. Supongo que se pusieron un poco celosas y eso empezó todo. De cualquier manera, cada día la convivencia con ellas es más difícil, porque mientras más tratamos de agradarles, más rudas se portan con nosotros.
Es muy extraño que suceda esto pero soy una de ésas personas que no soportan “caerle mal” a otros, por lo que me esfuerzo en cambiar su opinión sobre mí. Estoy tratando de no ocasionar problemas con ellas porque sé que no gano nada. En realidad espero que la situación mejore porque no quisiera tener que soportar 4 semanas más así.
También tengo que decir que definitivamente no le agradamos al director del campamento. Como decimos nosotros, “si las miradas fueran pistolas…” Comprenden lo que digo. En verdad es una sensación que no se la deseo a nadie. Una mesa completa (como de 6 personas, todos hombres) se nos quedan mirando a Polina y a mí (en las comidas) como con ganas de matarnos. Y lo peor es que no podemos hacer nada porque ellos son los directivos de este campamento. Pero en verdad se siente una vibra muy tensa y extraña cada vez que platicamos con este hombre.
Continuará..
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