martes, 13 de agosto de 2013

CUADRANDO EL PRESENTE, por Daniel Ramos Medrano

Iniciativa para gravar los refrescos azucarados al 20%

Como algunos sabrán la Organización Panamericana de la Salud dio a conocer la iniciativa para gravar con un impuesto especial de 20% los refrescos azucarados, que la propuesta se incluya en la reforma fiscal. Esto con el fin de disminuir el consumo de estos productos, y así México deje de ser el primer lugar mundial en el consumo de gaseosas.

El consumo del mexicano es de 163 litros por persona al año, por lo tanto, el país debe responder con una medida contra los productos que causen este problema.

"La OPS señala que esta medida es muy lógica, pues es para salvar vidas y evitar la quiebra de los sistemas de salud. Todo el mundo mira a México y debe liderar estas iniciativas", indicó.

Arantxa Colchero, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), resaltó que al fijar un impuesto de 20 por ciento a los refrescos habría una reducción potencial en el consumo de aproximadamente 26 por ciento inicialmente.

La economista detalló que quienes tienen menor disposición económica "tienen una respuesta más amplia que los ricos", e indicó que al gravar con 20 por ciento los refrescos el consumo entre los más pobres se reduciría en 13 por ciento, y en los ricos, 7 por ciento.

También habría una baja de 12 por ciento en los casos de diabetes, es decir, se evitarían poco más de 53 mil nuevos casos de esta enfermedad, destacó que esta medida no tiene afán recaudatorio, indicó que ingresarían entre 20 y 24 mil millones de pesos a las arcas gubernamentales, pero habría un ahorro de unos 13 mil millones de pesos en costos directos de la enfermedad.

Asimismo indicó que al aumentar el costo del refresco se elevaría el consumo de agua en alrededor de 3 por ciento, y el de leche en 16 por ciento.

Birminghan resaltó que las políticas fiscales para desalentar el consumo de productos nocivos para la salud son eficaces y detalló que los refrescos azucarados tienen impuestos especiales en 35 estados de Estados Unidos, en Australia, Francia, Hungría, Finlandia y Samoa, entre otros.


Considero que es una medida acertada para disminuir el consumo de refresco en nuestro país y consecuentemente reducirlos problemas de obesidad, para así, tener población más saludable que pueda desarrollarse mejor como persona, haciendo menor el gasto público destinado a la atención de las enfermedades derivadas del sobrepeso.

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