viernes, 6 de septiembre de 2013

MÉXICO Y EL MUNDO, por Oswaldo Martínez Barrera

Sólo 6… de 7 mil


A lo largo de la historia se han ido implementando diferentes tipos de financiamiento para las empresas, dependiendo de su tamaño pueden acceder a diversas opciones: por ejemplo, una empresa pequeña puede aspirar a los “fondos de capital semilla” (invierten en pequeñas empresas y también les proporcionan asesoría de varios tipos). Para empresas que van empezando existen los “fondos de capital emprendedor” (apuestan por empresas con alto potencial de crecimiento). También están los “fondos de capital de crecimiento” (apoyan a empresas medianas, las ayudan a crecer para luego vender su participación) y el “mercado de valores” (si se requiere de varias fuentes de financiamiento, ésta se vuelve una buena opción).
De las empresas que existen en México, sólo una porción muy reducida es capaz de enfrentarse al tabú de entrar en la BMV, la grandes empresas adoran este tipo de financiamiento, y ¿cómo es que las medianas le tienen tanto miedo a entrar?

Como empresa mediana no se tiene la infraestructura necesaria para cumplir con los requerimientos que se piden para emitir deuda, entonces esto representa un costo. En ocasiones se tiene miedo a los trámites y a transparentar sus finanzas, lo cual representa otro costo y no nos olvidemos de la paranoia que les puede causar al pensar que sus competidores pueden llegar a sacar ventaja de esta información.
Está claro que no es nada fácil ceder una parte del mando total de la empresa a extraños que estén dispuestos a invertir y menos si para llevar a cabo lo primero exijan “cuentas claras”, lo que significa exhibir la contabilidad al igual que datos o información que se considere estratégica dentro de la empresa. Pero Jorge Huguenin Bolaños, director general de Ciosa tiene una respuesta para lo anterior. “El empresario no es el gladiador de hace quince años, eso ya no pasa en México”. “Nuestra industria es cerrada y nos conocemos tan bien que sabemos cuánto gana cada uno”.
Existen más cuestiones a favor de las empresas medianas para que se decidan a entrar a este de juego de la especulación, y para que de ésa manera dejen de ser sólo 6 de 7000 (empresas con el potencial para emitir deuda ) que salgan a la bolsa, al menos durante este 2013.
Por último, existen diversos puntos a favor que son importantes y con los cuales vamos a concluir: en caso de empresas familiares, es un acto muy positivo el institucionalizarse. El salir a la bolsa no representa ningún peligro, es más, es un beneficio que puede asegurar su permanencia en el tiempo. Considerando que algunas son empresas de segunda y tercera generación,  las estadísticas no auguran un futuro del todo promisorio para este tipo de empresas (según la secretaría de economía alrededor del 65% de la empresas quiebran cuando la dirección pasa a la segunda generación y la proporción aumenta a 85% con la tercera generación) así que de cierta forma es conveniente  hacerse pública, debido a los procesos de contabilidad, auditoría y calificación que se llevan a cabo y que dan una certeza de su capacidad como empresa.
Entre otros beneficios pueden ser el reducir la tasa de interés de los préstamos, ahorrar cierto porcentaje de su propio capital al emitir deuda y una notable disminución de su dependencia de créditos bancarios.
Los dueños de las medianas empresas deben convencerse a sí mismos que existen más beneficios que situaciones negativas al institucionalizarse.


Bibliografía
1. Tavera J y Murillo C,(2013), Sueño de Pocos, Expansión,(1123),72-79, obtenida el 5 de septiembre del 2013.

Oswaldo Martínez Barrera
Twitter: @martnez_oswaldo
Economía 
3º Semestre


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