¿Subir el salario mínimo?
por Raúl Vergara Arias
@Rau1Vergara
En estas fechas se ha
hablado de un tema que muchas veces se pasa por alto, que es el de los salarios
mínimos. Por un lado el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha propuesto que
en el Distrito Federal el salario mínimo aumente de 67 a 80 pesos, además
Gustavo Madero, presidente del PAN, pidió que se someta a consulta popular el
tema, sugiriendo que el salario mínimo debería situarse un una cifra cercana a
los 200 pesos; poco después el presidente del PRD declaró que si ha de cubrirse
el mandato constitucional de que el salario mínimo debe ser suficiente para
cubrir la canasta básica además de los gastos de educación y vivienda de una
familia, éste debería situarse en casi 548 pesos diarios.
Es evidente el hecho
de que la principal motivación detrás de todas estas propuestas es
eminentemente electoral, a final de cuentas ofrecerle más dinero a la gente
siempre será una bandera que gane votos. No obstante, aunque de primera vista
pareciera obvio, el argumento de que aumentar el salario tendrá un efecto
primordialmente positivo en la economía es bastante ambiguo en la vida real.
De entrada se tiene
que tomar en cuenta la Ley de la Demanda que es uno de los pilares sobre los
que descansa la ciencia económica y que establece que el aumento en el precio
de un bien, se trate de pizza, automóviles, galletas de chocolate o
trabajadores, traerá como consecuencia una disminución en la demanda del mismo.
Puesto de otra forma, si se aumenta el precio de contratar a un empleado, las
empresas preferirán contratar a menos empleados. Visto de este modo, el salario
mínimo sólo puede generar desempleo o no hacer nada: si se fija en un punto
superior al que determina el mercado, se dejará sin trabajo a personas
dispuestas a realizarlo, si se fija por debajo no tiene ningún efecto pues de
todos modos nadie trabajaría por ese sueldo. Además debemos recordar que si el
gobierno ordena que suban los salarios por decreto, si no hay un aumento
equivalente en la productividad de los trabajadores, lo más probable es que
esto se traduzca en presiones inflacionarias pues la mano de obra es un insumo
que está presente en casi todo lo que consumimos y al aumentar el precio de los
insumos de un bien, es bastante probable que aumente el precio final del mismo.
Otra de las
preocupaciones que despierta el posible aumento del salario mínimo es el
impacto que pueda tener en las PYMEs que es donde labora la mayoría de los
trabajadores que ganan salarios mínimos. Se cree que si se concreta el aumento
de estos, una gran cantidad de pequeñas empresas no puedan absorber los costos
y prefieran contratar a sus trabajadores de manera informal, dándole así la
vuelta a la legislación, o de lo contrario enfrenten la quiebra.
Sin embargo, existen
algunas evidencias de que cuando el salario mínimo está muy por debajo del
salario medio y no hay muchas personas que lo perciban, los efectos
perjudiciales relacionados con su alza son bajos e incluso puede haber
beneficios en el sentido de estimular el mercado interno y aumentar el poder de
compra de los trabajadores. En cierta forma este podría ser el caso de México,
sólo el 13.7% de la población ocupada gana el salario mínimo, por lo que no
sería tan grande la cantidad de empleadores que tendrían que hacer frente al
alza, aunado a esto, un fortalecimiento del mercado interno podría ser muy
benéfico para la economía nacional. No obstante, para no inducir desequilibrios
en la economía, el aumento del salario mínimo debe ser bastante moderado, mucho
más cercano a los 80 pesos que propone Mancera y no a los 200 de Madero, que
seguramente causarían más mal que bien.
Es positivo que se
discuta el tema del salario mínimo, pero se debe tener en cuenta que la mayor
parte de los estudios apuntan a que las alzas grandes son más nocivas que
benéficas y que la economía es una ciencia del mundo posible, no del ideal. Por
ello, el invocar conceptos como “salario justo” (lo que sea que eso signifique)
o basar la propuesta en lo que cierta ideología o actor político considera que
los trabajadores deberían ganar de acuerdo a su
visión personal del mundo nos llevará a tomar decisiones que probablemente
perjudiquen a aquellos a quienes se pretende ayudar.
RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias
Economía
4º Semestre
Twitter:@Rau1Vergara
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