El fin de semana pasado visité con una amiga, un pueblito
cercano llamado Rüdesheim. Aunque pareciera completamente desconocido, es un
lugar muy turístico; constantemente se ven autobuses de tours y está lleno de
tiendas de souvenirs. Sin duda es un sitio que vale la pena visitar, es un
pueblo muy pintoresco, lleno de cafés y tiendas de artesanías, como relojes de
cucú, figuras hechas de madera, y por supuesto del típico vino de la región.
Después de pasear por los pequeños callejones, y la calle más
famosa “Drosselgasse”, nos subimos a un teleférico que nos llevó por encima de
los viñedos, los cuales poco a poco están tomando un color verde intenso, hasta
una montaña en la que hay un monumento llamado Niederwalddenkmal, que fue construido
para conmemorar la fundación del imperio alemán después del final de la guerra
Franco-Prusiana. Sin embargo para mi gusto éste no es el mayor atractivo del
lugar, sino la vista que hay desde allí. Se ven todas las casitas típicas
alemanas rodeadas de viñedos, sobre la orilla del río Rhin. Estuvimos en la
cima un rato disfrutando del paisaje y después volvimos al nivel del suelo para
tomar el tren que nos llevaba a Oestrich.
En el transcurso de la semana tuve dos exámenes, por lo que
estuve un poco atareada estudiando. Es interesante el sistema que tienen para
aplicar las evaluaciones. Como en la mayoría de las escuelas, juntan a cierto
número de alumnos en un salón para empezar la prueba. Se sienta un estudiante
por mesa, todos del lado derecho para evitar que se copie; los objetos
personales, excepto los necesarios para poder resolver el examen, se ponen ya
sea al frente o al fondo del salón y antes de repartir los exámenes, el maestro
que va a cuidar el salón pregunta si todos se sienten saludables y en
condiciones óptimas para realizar el examen, ya que una vez iniciado, no hay
vuelta atrás. Esto me resulta una buena práctica, porque, si bien uno pierde
una oportunidad de presentar el examen, si no se encuentra completamente
saludable es bueno tener la oportunidad de salir del aula; sin embargo, nadie
lo hizo.
Son muy puntuales en los horarios, si el examen está
programado a las 10, a esa hora empieza y dura exactamente el tiempo
programado, sin minutos más ni menos, y todos los alumnos lo respetan. Durante
el examen pasa un maestro con una hoja para corroborar la asistencia y que la
persona que está presentando el examen, es la persona que dice ser.
El sistema en general es muy parecido a como es en México,
solo que aquí revisan todo muy escrupulosamente. Todos los alumnos están muy
atareados con exámenes y proyectos finales, pero contentos de que es fin de
semestre y que la colorida primavera llegó.
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