Reactivando la Economía Mexicana
Hace ya casi un año que Enrique Peña Nieto tomó posesión como Presidente de México. En ese momento, la economía de nuestro país llevaba tres años consecutivos (2010, 2011 y 2012) creciendo en promedio un 4.2% y en diversos medios nacionales e internacionales se hablaba del llamado “Momento Mexicano”, al reconocer al país como una de las economías emergentes más dinámicas y prometedoras. Además, el presidente entrante venía con el respaldo del flamante Pacto por México recién firmado por los tres partidos más importantes. Siendo este un acuerdo a través del cual las reformas estructurales, tan importantes para apuntalar el desarrollo nacional, podrían por fin aprobarse sin ser bloqueadas por la oposición, tal como lo habían sido en los últimos dos sexenios.
El mandatario priísta fue electo en gran parte por las promesas que hizo en su campaña de hacer del crecimiento económico una prioridad e incluso llegó a ofrecer que en caso de ser electo México crecería al 6%. Este cometido sería logrado a través de aprobar las reformas que permitirían una mayor productividad; entre las cuales las principales serían: una Reforma en Telecomunicaciones que abriría el sector a la competencia de nuevos participantes tanto en televisión como en telefonía, una Reforma Fiscal que simplificaría el pago de impuestos y haría que todos tributaran, y una Reforma Energética a través de la cual se permitiría la inversión del sector privado en la industria petrolera nacional, con el afán de producir, exportar y refinar más petróleo; además de rebajar el costo de la luz y el gas.
Sin embargo, si hacemos un recuento de lo que ha pasado en nuestro país en cuestión económica nos damos cuenta de que el año 2013 fue un auténtico fracaso. El Fondo Monetario Internacional ha declarado que creceremos a un raquítico 1.2%, muy por debajo de lo esperado en enero, las famosas “Reformas Estructurales”, tan cacareadas hace unos meses no han resultado ser lo prometido. La Reforma de Telecomunicaciones está atorada pues todavía no tiene una ley secundaria que la reglamente en su totalidad a pesar de haber sido aprobada en marzo, la Reforma Fiscal fue un fiasco: no se hizo ningún esfuerzo real por ampliar la base gravable, sino que se cargó la mano todavía más a los mismos contribuyentes de siempre. Además, se abrió la puerta para aumentar la deuda del país, poniendo fin a la política de “Déficit Cero” promovida por la presente administración a finales de 2012. Por último, la Reforma Energética todavía no se discute abiertamente en el Congreso, no obstante si tenemos en cuenta lo que ha sucedido en el último año cada vez que el gobierno cede ante las presiones de los grupos de interés (claramente ejemplificado en la debilidad con la que se afrontó la crisis de los maestros) y el pavor que Peña Nieto ha demostrado tener a las tribus izquierdistas (la Reforma Fiscal salió como salió para complacer a la izquierda y no tener doble crisis: maestros + AMLO) no podemos esperar que realmente esta reforma tenga el calado necesario.
A todo lo anterior hay que sumarle el subejercicio del gasto gubernamental en el primer semestre y el hecho de que Estados Unidos se está volviendo autosuficiente en materia energética por lo que ya no nos ha comprado tanto petróleo. Por todo ello, el 2013 en nuestro país es un año para el olvido en materia económica, en gran parte no podemos culpar de la desaceleración a nadie más que a nosotros mismos, ahora no hay recesión en EEUU que nos haya arrastrado, sino que actualmente ellos crecen más que nosotros. Será necesario que se enderece el timón de la economía y el presente gobierno se enfoque en cumplir sus promesas de campaña, si no lo hace, esta administración que hace 12 meses parecía tan prometedora terminará en otro fracaso.
Raúl Vergara Arias
Economía
3º Semestre
Twitter: @Rau1Vergara
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