martes, 3 de septiembre de 2013

RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias @Rau1Vergara

El afán de vivir de lo ajeno


Se podría pensar que personajes tan diversos como Carlos Slim, los maestros de la CNTE y un productor de huevo no tienen mucho en común; y en la mayoría de los casos se estaría en lo correcto. Sin embargo, en un aspecto clave, todos ellos son síntomas del que probablemente sea el obstáculo más grave que enfrenta la economía mexicana: el rentismo.


Ahora bien, ¿qué es este fenómeno y por qué es un problema tan grande? Bueno, el rentismo es el proceso a través del cual ciertos grupos e individuos que realizan actividades económicas, reciben del gobierno protección contra la competencia. Lo anterior les permite, ya sea cobrar precios más altos por sus servicios, prestar una menor atención a la calidad de los mismos, o ambas. Es decir, extraer “rentas” a los consumidores (de ahí el término rentismo).


En nuestro país abundan ejemplos de extracción de rentas. Gran parte de las mayores empresas mexicanas gozan de un ambiente libre de competencia: a través de barreras de entrada legales que impiden el surgimiento de nuevos participantes (como en el sector de las comunicaciones), o aranceles que mantienen fuera a los productos extranjeros que pudieran ser más competitivos en calidad y precio. Además, el hecho de que gran parte de las licitaciones y contratos públicos se efectúan en la opacidad, facilita el que sólo aquellos empresarios mejor conectados consigan los contratos y al mismo tiempo puedan cobrar precios más elevados. Por otro lado, en México también padecemos de otro de los grupos rentistas por excelencia: los sindicatos, que son organizaciones cuyo modus vivendi es extraer del patrón el máximo salario posible para sus miembros, valiéndose de impedirle contratar trabajadores externos al gremio.


El rentismo es sumamente ineficiente económicamente, pues permite que los precios sean más altos y la calidad más baja de lo que sería en un ambiente más competitivo; además tiene otro efecto sumamente pernicioso: desalienta la innovación. Esto se da porque los mayores cambios y mejoras en la productividad no suelen llevarse a cabo dentro de los participantes ya establecidos, sino por externos que buscan abrirse un nicho en algún sector. Sin embargo, al imponer barreras de entrada que imposibilitan el ingreso a los innovadores, se desincentiva el progreso económico. Al mismo tiempo, aquellos que ya se encuentran dentro, no tienen mayores incentivos para ser más productivos pues el gobierno los protege contra la competencia
Queda claro que la extracción de rentas y el sistema económico de “capitalismo de compadres” que existe en nuestro país es perjudicial y debe ser combatido. Lamentablemente este es un enemigo sumamente resistente y difícil de atacar. En primera instancia existe un círculo vicioso: así como los rentistas son protegidos por el sistema legal y las autoridades, éstos a su vez dan su apoyo al gobierno ya sea a través de votos o de corruptelas, lo cual vuelve inviable el que la clase política actúe decididamente en su contra.


E incluso cuando se intenta actuar decididamente para romper el sistema de privilegios, los afectados suelen ser grupos poderosos dispuestos a defenderse agresivamente, incluso hasta el punto de doblegar a la autoridad, tal como evidencia el caso del sindicato de maestros (o la timidez con la que se intenta reformar el sistema fiscal o el sector energético). De modo que si realmente queremos alcanzar la libertad económica en el país, el gobierno tiene que estar dispuesto a afrontar los costos políticos de afectar a grupos que se verán perjudicados y actuar con mano firme por el bien de la nación.


Raúl Vergara Arias
Twitter: @Rau1Vergara
Economía – 3º Semestre

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