No existe todavía un juicio definitivo sobre el QE; quienes lo apoyan sostienen que era una medida necesaria para evitar la deflación y una crisis todavía más profunda en 2008, sin embargo ahora los bancos centrales conservan una enorme cantidad de activos en propiedad, y hay temores de que cuando se deshagan de ellos, el alza en las tasas de interés haga que las economías entren en una severa recesión. Al mismo tiempo, la abundancia de dinero puede haberse canalizado a mercados de capitales y a economías emergentes, generando así burbujas especulativas en bolsas y commodities. Finalmente, con las tasas de interés tan bajas, las economías no cuentan con una de las principales herramientas para hacer frente a futuras crisis, pues el margen de maniobra para estimular la demanda agregada recortando las tasas es muy pequeño en la actualidad. Esto último resulta especialmente problemático para un Banco Central como la FED, que además del mandato de mantener el poder adquisitivo de la moneda, tiene la encomienda legal de promover el crecimiento económico.
Por otro lado, la economía de Estados Unidos ha dado señales de solidez en los últimos trimestres: su tasa de desempleo se ubicó en 5.3% en julio de 2015, esto parece próximo al pleno empleo comparado con el desempleo promedio entre 1948 y 2007 que fue de 5.6%. Asimismo, la expansión económica actual comenzó en junio de 2009 en dicha nación, por lo que ya lleva seis años de crecimiento económico continuo. Estas muestras de fortaleza han llevado a muchos expertos a considerar que el alza en las tasas de interés es inminente, e incluso consideraban que se llevaría a cabo el pasado 17 de septiembre. Sin embargo esto no ocurrió, en gran parte porque el entorno económico en Estados Unidos y el mundo dista mucho de ser uno de crecimiento elevado y sostenido. China y las economías emergentes están experimentando una importante desaceleración que va de la mano con la caída en el precio de materias primas, especialmente los energéticos. Además, la inflación en EEUU está por debajo de su nivel objetivo de 2% y el subir las tasas podría hacer que baje aún más, complicando así esta decisión.
Como se ha expuesto, existe una gran ambigüedad en las señales que envían diferentes partes de la coyuntura económica actual, por lo que no es posible predecir cuándo la FED optará por subir sus tasas. No obstante tampoco es probable que las tasas de interés cercanas a cero se mantengan en el largo plazo, por ello existe la fuerte expectativa de que la FED normalice sus tasas en los próximos meses.
La expectativa del alza en las tasas de interés ha definido a los mercados financieros en el presente año. Enormes recursos se han retirado de economías emergentes como Brasil y China para irse a la opción segura que representa unos Estados Unidos con solidez económica y potenciales tasas de retorno más elevadas en el futuro, como consecuencia, el dólar se ha apreciado con respecto a otras monedas y los índices bursátiles han mostrado importantes pérdidas pues los inversionistas han vendido acciones para comprar bonos. Se espera que las condiciones de volatilidad e incertidumbre continúen en el futuro cercano, al menos hasta que la FED haga pública su decisión de comenzar la normalización monetaria.
Este artículo contiene partes del ensayo presentado por el autor y otros compañeros en el Desafío del Banquero Central 2015.
RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias
Economía
5º Semestre
Twitter:@Rau1Vergara
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