viernes, 4 de septiembre de 2015

El final del “milagro Chino” , por Raúl Vergara Arias @Rau1Vergara


Hace 40 años, a fines de la era maoísta, China era uno de los países más pobres del mundo. Esta nación fue una de las que más sufrió durante la segunda guerra mundial bajo una brutal ocupación japonesa; posteriormente, décadas de guerra civil y la dictadura comunista que aplicó una serie de políticas desastrosas llevaron a los chinos a la miseria, a tal grado que entre 1959 y 1961 una terrible hambruna mató a más de 20 millones de personas.
Todo esto empezó a cambiar tras la muerte de Mao Tse Tung en 1976, su sucesor Deng Xiaoping comenzó a aplicar reformas encaminadas a liberalizar la economía comunista, abriendo cada vez más espacios a la propiedad privada y al comercio, instaurando poco a poco un sistema de “capitalismo de estado” donde el gobierno se mantuvo bajo el control del Partido Comunista, pero con una economía cada vez más abierta al mercado. A raíz de este cambio, la economía china comenzó a crecer a tasas muy elevadas, dando pie al milagro económico más grande de la historia. En las últimas décadas cientos de millones de chinos han salido de la pobreza y el país más poblado del mundo se ha consolidado como la segunda economía más grande y una potencia mundial.
El boom de China ha sido tan espectacular que parecía inevitable que el siglo XXI fuera un siglo chino. Mientras que en los últimos años los países desarrollados de occidente se vieron débiles y agotados, China y las economías emergentes que se han dedicado a venderle las materias primas para alimentar su crecimiento se veían fuertes y vigorosas. Durante los últimos años, el término BRIC destacó en el título de una serie de artículos y reportajes que hacían referencia a las cuatro naciones emergentes que dominarían la economía del futuro: Brasil, Rusia, India y China, el más fuerte de los cuatro. No obstante, en este momento la situación se ve diferente, Rusia y Brasil están sumidos en serias crisis, y todo apunta a que China está entrando a una nueva etapa en su desarrollo, donde las elevadísimas tasas de crecimiento han quedado en el pasado.
En 2014 China creció a 7.4%, su tasa más baja en 24 años, y marcó la primera vez en el siglo en que la economía avanzó por debajo de la meta oficial del gobierno, y todo apunta a que este año el crecimiento económico continúe bajando e incluso se coloque por debajo del 7%. Para la mayoría de los países esos niveles de expansión serían envidiables, pero debemos recordar que China promedió tasas de doble dígito durante dos décadas y que éste será su cuarto año consecutivo de desaceleración económica.
Este cambio en la dinámica china ha sido la principal responsable de la reciente caída en las bolsas mundiales y de la baja en el precio de las materias primas que ha perjudicado a innumerables países que se dedican a exportarlas, desde Brasil hasta Canadá. Esto es en parte debido a que muchas de las proyecciones a futuro hechas en años recientes partían de la idea de que China seguiría creciendo de manera vertiginosa, por lo que su consumo de metales, petróleo, materiales de construcción y otros bienes seguiría aumentando sin parar. De modo que las empresas y gobiernos que apostaron su futuro a venderle más y más a los chinos se encuentran ahora en una situación complicada.
El gigante asiático todavía es de las economías que más rápido se desarrollan, sin embargo es esperable que sus niveles de crecimiento continúen a la baja pues se está acercando a la llamada “trampa de ingreso medio”. Este es un punto que se ha observado en muchas economías pobres que experimentan un período de auge hasta que se consolidan en como países de ingreso medio por habitante (tal como ocurrió en México en la segunda mitad del s. XX), y después ya no pueden sostener su crecimiento acelerado para volverse naciones ricas. En el último siglo, muy pocas economías han logrado dar se salto y alcanzar niveles elevados de PIB per cápita, pues las pequeñas medidas que dan resultados cuando se es un país pobre se van agotando y cada vez es necesario realizar transformaciones institucionales más complejas.
Todo esto no significa que China haya dejado de crecer ni que ya no será uno de los participantes más importantes en la geopolítica mundial en las próximas décadas, no obstante la cuestión más interesante de la economía global en los próximos años no será maravillarse con el milagro chino, sino ajustarse a un nuevo paradigma donde el gigante asiático se desarrolla a tasas más moderadas.
                                   RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias
Economía
7º Semestre

Twitter:@Rau1Vergara

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